Conscientes del deterioro del ambiente planetario, de la
crisis climática, de la creciente escasez de alimentos y de agua potable, del
aumento de la pobreza, del brote de nuevas enfermedades y la aparición de unas
dadas por erradicadas, del deshielo, de la desertización en abundante
proporción y del deterioro de la protectora capa de ozono contra las
radiaciones solares, nos unimos en Asamblea Popular Constituyente. Hemos
discutido sobre los problemas que hacen cada día más difícil la existencia en
la Tierra, nuestro hogar sideral, amenazada por el arsenal nuclear que de
activarse pulverizaría el planeta.
Al analizar e interpretar el cúmulo de problemas,
dificultades, carencias y urgencias, entendemos que es necesaria la unión
fraternal de los pueblos y naciones de América. Los asambleístas hicieron
críticas constructivas y presentaron propuestas y proyectos viables para
mejorar la calidad de vida que está afectada en América a niveles alarmantes.
Sabemos, por enseñanza vivencial, que el egoísmo, la ambición, el odio, el
rencor y la venganza generan violencia, así como la división y la separación
aumentan la desigualdad.
Actuamos en aras de la unión fraterna, amorosa, y de la
armonía planetaria. Antes de que se diera inicio a la fragmentación y la
limitación en la amada Tierra, los humanos vivíamos paradisíacamente. Quienes
habitamos hoy este lindo planeta, no descansaremos hasta recobrar esa magnífica
condición natural asaltada por entes y pensamientos malignos.
Nos motiva la recuperación del esplendor de la vida, la
defensa, el rescate y mejora del ambiente natural, así como su constante
conservación. Liberar la Tierra de todo daño y peligro es nuestro objetivo
común ya que el daño propinado por la especie humana, nosotros, la tiene
próxima al colapso mundial. El poder atómico que se ha ido acumulando en varios
países es suficiente para que la Tierra desaparezca por descomunal explosión y
causar grave desequilibrio en este sistema planetario, la constelación y la
galaxia donde estamos ubicados, algo sin precedente pues exterminaría y
averiaría parte de lo existente desde hace miles de millones de años, loca
monstruosidad contra natura, holocausto cósmico. Ese es el reto y lo asumimos a
plenitud por la conservación y continuidad de la vida.
Aire, agua, minerales, vegetales y humanos conformamos la
vida en la Tierra. Todos somos indispensables y su equilibrio y armonía están
ahora gravemente alterados. Unidos lograremos su estabilidad, esa es nuestra
labor común. Aborígenes, niños, jóvenes, adultos, ancianos, todos a una por la
vida en la multitud de sus manifestaciones.
Prioritario, ineludible, urgente: desarme nuclear; clausura
de arsenales de armamento convencional, desmantelamiento de todos los
ejércitos, cese de la vociferante diatriba política y religiosa, no más
actividad donde el diseño sea el centro gravitatorio, no más fronteras, no más
división y mercantilismo, no más guerras, no más.